Dr. Juan Héctor Correa

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Deshidratación del disco intervertebral

Dr. Juan Héctor Correa
Médico Neurocirujano y Cirujano de Columna


¿Qué es?

Los discos intervertebrales tienen distintas funciones, como amortiguador para evitar lesiones, o distribuir las cargas generadas en la espalda durante las actividades diarias, permiten la flexibilidad de la columna, etc.

Los veintitrés (23) discos en la columna vertebral se componen de dos partes:

  1. Núcleo pulposo, es la sustancia gelatinosa que suministra amortiguación a la columna espinal.

  2. Anillo fibroso, que rodea el núcleo pulposo, y que lo mantiene intacto cuando se aplican fuerzas a la columna espinal.

Al estar los discos vertebrales compuestos en su mayoría por agua, el núcleo puede secarse, aumentando así su composición en colágeno y disminuyendo su grosor, como en la imagen la de derecha.

Un disco vertebral con estas características va perdiendo poco a poco su capacidad de amortiguar y distribuir fuerzas, y como consecuencia de esto, se desarrollan fisuras o lesiones que generan molestias en la espalda.

Síntomas

Los síntomas van apareciendo a medida que disminuye la cantidad de agua en los discos, lo que ocasiona la pérdida de la flexibilidad, y aumentan las probabilidades de fricción entre las vértebras, dando como resultado síntomas como:

  • Dolor en la espalda

  • Rigidez y limitación del movimiento

  • Debilidad

  • Sensación de opresión en la espalda

  • Entumecimiento de la región lumbar, sensación que puede irradiarse a las piernas dependiendo del disco que esté siendo afectado

Causas

Una de las principales causas de la deshidratación del disco, es el envejecimiento, aunque esta lesión puede darse también en personas menores de 50 años, y se desarrolla por malas posturas al sentarse, o al levantar peso.

Es común que esta alteración surja como consecuencia de accidentes automovilísticos, y durante la práctica de algunos deportes, sobre todo los de combate.

Tratamiento

Los tratamientos para la deshidratación de disco, siempre deben contar con la supervisión de un profesional.

Estos tratamientos pueden ser sesiones de fisioterapia, prescripción de medicamentos para aliviar el dolor, e intervención quirúrgica en los casos con sintomatologías muy agudas.

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